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martes, 21 de junio de 2011

Sólo agregue sufrimiento.
por: anyeli alvarez

¿Quién no ha pasado por un mal momento? ¿Quién no ha tenido tiempos difíciles? ¿Quién en alguna ocasión no ha llorado en su cama o sobre sus rodillas y preguntado: Dónde estás Dios?

La verdad es que todos, en alguna ocasión de nuestras vidas, hemos sentido la pesada carga de una cruz que, apenas, podemos llevar. Sean situaciones de índole económico, familiar o de salud, todas causan que nuestras emociones estén a flor de piel y estemos muy sensibles al llamado y a la voz de nuestro Señor en busca de un ápice de esperanza.

Lástima que muchos “profetas” se aprovechen de esta situación para sacar tanto provecho económico como ministerial.

No estoy en contra de ofrendar, ni de bendecir a los ministros; mucho menos de que todos prosperemos. Lo que sí detesto es ver que las personas sean manipuladas con dar dinero a cambio de conseguir un favor de Dios. La mayor dádiva que Dios puede darnos es la salvación, y, en su infinita misericordia, nos la dio gratis.

Un día me levanté temprano y sentí deseos de ver algo que me inspirara, que levantara mi espíritu, así que sintonicé un programa en el que sabía se hablaba de la palabra de Dios. En cambio, encontré una persona, pidiendo US$80.00 por cada hijo tuyo, para que lo bendijeras y lo llevaras al camino de Dios. Era una insignificante semilla con relación a la protección divina de Dios. Con este dinero sellabas el pacto,
para traer a tu hijo al redil, sin importar que estuviera en la droga, en los vicios o en mujeres. “¿Quieres salud?” –Decía- “Sé uno de los afortunados en sembrar una semilla de US$1,000 para sanidad divina”. Y dije: Dios, y si no tengo los US$80.00, ¿Debo dejar a mi hijo fuera de tu pacto? Y si una mujer con cáncer terminal, pero con una infinita fe en ti -como la que tenía el centurión- no los tiene ¿La sanarás?

Y qué decir de lo que yo llamo “profecías horóscopo-proféticas”, que de predecir nada, sólo de enunciar un par de palabras al derecho y al revés de declaración de bienestar. Nada concreto. Recuerdo que una vez alguien se acercó a un amigo y le dijo: “Tengo palabra de Dios para ti y muy buena: este año el Señor te dará la mujer perfecta para ti, la sierva elegida para ser tu esposa” -Oh, esas son muy malas noticias- le respondió mi amigo en tono de broma. -¿Y por qué?- Pues porque soy casado, así que imagino que mi actual esposa morirá. El siervo se alejó sin decir palabra alguna y con cierta vergüenza. Entonces comenzó a preguntarle a los que estaban antes de hablarles ¿Es usted casado? Me moría de la risa.

Como dice la escritura: “Guardaos de los falsos profetas, que vienen a vosotros con vestidos de ovejas, pero por dentro son lobos rapaces… Por sus frutos los conoceréis...” Mateo 7:15 “Y muchos falsos profetas se levantarán y engañarán a muchos” Mateo 24:11

Creo que quedan muchísimos buenos siervos y profetas del Señor. Creo que Dios ha traído un mensaje de aliento y de esperanza en el tiempo que vivimos. Y también creo que no somos marionetas de un titiritero, de uno que emite profecías marca Acme, que tal y como los productos que usaba el coyote, al final, sólo son un fraude que nos dejan escapar nuestro precioso correcaminos.