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domingo, 26 de junio de 2011

NTRODUCCIÓN
1. Cristo, la figura central de la historia
bíblica.
Todas las líneas bíblicas convergen en Cristo.
Éste era la “simiente de la mujer” prometida, la
cual había de herir a la serpiente en la cabeza
(Génesis 3.15), la “simiente” del pacto de Abraham,
la cual habría de bendecir a todas las naciones de la
tierra (Génesis 12.1–3). No hay duda de que los
largos siglos de sacrificios hechos por los patriarcas
y los judíos, así como los servicios paganos correspondientes,
tenían un profundo significado en sí
mismos. Era el sentido universal de pecado, que se
manifestaba en el sacrificio de vida, el lastimoso
llanto de corazones humanos buscando paz y
perdón. Pero el significado principal del sacerdocio
y de los sacrificios hebreos, residía en su valor
como tipo o símbolo. Al través del fatigoso andar
de los siglos, ellos apuntan cada vez más hacia el
sacrificio que hizo de sí misma la divinidad, para la
redención de la humanidad: hacia aquél que es “el
Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo”
(Juan 1.29). Así, son numerosas las líneas de tipos
y las profecías que convergen en la cabeza de
Cristo. De una manera similar, las líneas del Nuevo
Pacto apuntan en sentido contrario hacia Cristo.
Predicamos a Cristo, creemos en él, lo confesamos,
somos bautizados en él, observamos la Cena del
Señor, en memoria de su muerte, el día que
conmemora su resurrección. La redención, a través
de Cristo es el hilo escarlata que sujeta a todos los
libros de la Biblia, en un solo volumen.
2. Cristo, la llave a la historia del mundo.
El nacimiento de Jesús es un evento alrededor
del cual gira todo lo demás. Los preparativos providenciales
para su venida fueron: la elección y
preservación de la raza hebrea; las conquistas de
Alejandro y el esparcimiento del idioma griego; el
surgimiento del imperio romano, con su sistema
La historia del evangelio
O, la misión y obra personales de Jesucristo,
5 a.C.—30 d.C.1
de leyes, y caminos y civilización; la amplia
dispersión de los judíos con sus Sagradas Escrituras;
la influencia como de levadura de la filosofía griega;
el deterioro de la fe en los dioses paganos, y la
amplia expectación en un gran gobernante que
surgiría de oriente. Y seguramente que no fue un
accidente el que el imperio romano continuara en
pie hasta que hubiera recibido al cristianismo tan
plenamente en sus venas, que lo transmitió a los
bárbaros que hundieron sus tierras en la ruina,
pero que traían en sus lomos a las poderosas
naciones que habrían de darle forma al destino del
mundo.
3. Fuentes de la historia.
Éstas son las cuatro pequeñas memorias, comúnmente
llamadas evangelios de: Mateo, Marcos,
Lucas y Juan.
a. Mateo (Leví) dejó su oficio de publicano, o
colector de impuestos, para convertirse en discípulo
de Jesús (Mateo 9.9; Marcos 2.14). Después sería
escogido como uno de los doce apóstoles (Mateo
10.3). Éste escribió especialmente para los judíos.
1) Cita sesenta y cinco veces la profecía del Antiguo
Testamento. Vea en un solo capítulo: Mateo 2.5–6,
15, 17, 23. 2) Su nombre favorito para Jerusalén es
la “santa ciudad” (4.5; 24.15; 27.53). A Jesús lo
llama ocho veces el “hijo de David” (1.20; 9.27;
12.23), etc.
b. Marcos no fue un discípulo personal de Jesús,
sino un convertido hecho por Pedro (1 Pedro 5.13),
y un compañero de Pablo (Hechos 13.5; cf. Hechos
12.25; 2 Timoteo 4.11). Es evidente que escribió
para lectores no judíos, pues son pocas las citas del
Antiguo Testamento a las que recurre, y las pocas
alusiones a las costumbres judías son explicadas
(2.18; 13.3; 14.12).
c. Lucas no era un discípulo personal de Jesús
(1.1–4). Era un médico (Colosenses 4.14), y aparece,
por primera vez, como un compañero de viajes de
Pablo (Hechos 16.10 y otros versículos de Hechos
en los que se usa el “nosotros”).
d. Juan fue uno de los primeros cinco discípulos
1
Una fecha alterna, de otra forma de fechar, para este
período es 2 a.C.—33 d.C.
12
(1.35–51). Llegó a ser un apóstol (Mateo 10.2) y se
le refiere como el discípulo “al cual Jesús amaba”
(13.23; 19.26; 20.2). Era originalmente un pescador
(Lucas 5.1–11).
Mateo y Lucas dan un relato del nacimiento e
infancia de Jesús. Marcos comienza con el ministerio del
Bautista, y el bautismo de Jesús. Juan, el
cual escribió mucho tiempo después de que los
demás ya habían muerto, omitió la mayoría de
lo que e l los di e ron, y añadió muchas de las
conversaciones de Jesús. Omite el nacimiento,el
bautismo, la tentación, todas las parábolas, la
t rans f igurac ión, la ins t i tuc ión de la Cena de
Señor, y la agonía en Getsemaní. Debido a la
similitud de sus relatos, a los primeros tres se les
llama sinópticos

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